
En la vida de una empresa, por diferentes motivos, ésta se puede ver envuelta en situaciones muy complejas que requieren de un tratamiento diferencial. El origen de estas situaciones puede ser interno o externo, pero en una gran proporción son consecuencia de una gestión que no ha sabido adaptarse con la suficiente visión y antelación a lo que podría ocurrir.
El problema creado se agrava, normalmente, porque el equipo directivo que gestiona la empresa, aunque se encuentre inmerso en su realidad, desconoce o no prioriza las acciones que debe diseñar e implementar. Sigue perdiendo tiempo en una gestión y estrategia continuista, lo que a la postre exigirá soluciones más dramáticas y radicales.
Algunos equipos directivos tienden a suavizar las noticias menos positivas en sus informes al Consejo de Administración o a sus líneas de reporte; transmitiendo el mensaje, a veces totalmente incierto, de que tienen suficiente control y de que tienen perfectamente identificadas las medidas a adoptar.
No podemos engañarnos. La experiencia nos dice que quien ha sumergido a la empresa en una situación compleja y grave es muy difícil que conozca la forma de sacarla de la misma. La razón es muy simple: gran parte de los directivos tratarán de justificar que lo que han hecho hasta ese momento es correcto y que el error se ha producido fuera y por causas no previsibles. Por este motivo, dicho equipo no tendrá la objetividad necesaria para afrontar la gestión de la empresa: primero, diseñando las medidas y estrategias a seguir en un plan de viabilidad realista; y, segundo, desplegando la capacidad de gestión necesaria para implementar ese plan con las garantías de éxito que necesita el accionista.
Por otro lado, suele ocurrir que el accionista detecta estos problemas más tarde de lo deseado. Como todos sabemos, en este tipo de tesituras complejas el peor enemigo es el tiempo, que va consumiendo los recursos de la compañía y mermando ostensiblemente la capacidad de reacción.
El daño está hecho y, aunque se puedan buscar diferentes soluciones, el tiempo ha demostrado que la mejor alternativa es encontrar un Interim CEO que tenga sobrada experiencia en gestión y que, con toda objetividad, sepa asesorar al accionista sobre cuáles son las alternativas que existen, calcular las probabilidades de éxito de cada una de ellas, recomendar la más adecuada, definir los recursos necesarios para revertir la situación y, sobre todo, garantizar que asumirá directamente la responsabilidad de la gestión. Al menos, hasta que las primeras fases del plan hayan sido implementadas con éxito, corrigiendo aquellos aspectos que vayan surgiendo día a día.
El accionista debe recuperar la confianza en sus inversiones y debe saber que tiene el equipo más adecuado para gestionarlas en cada momento.
Hay situaciones aún más graves que requieren un tratamiento de gestión externa objetiva. Me refiero a las situaciones preconcursales, concursales, cierre ordenado o liquidación. En estas casuísticas, los diferentes administradores que pueden asumir la responsabilidad de la empresa necesitan contar con la opinión de expertos gestores que valoren objetivamente la realidad y las perspectivas de la compañía y les asesoren sobre su viabilidad en relación a la reversibilidad de su adversa coyuntura. En estas circunstancias tan críticas se hace muy necesaria la participación de expertos que puedan dar una opinión fiable y se responsabilicen de su gestión, con el fin de alcanzar los objetivos que se fijen con los administradores.
Además de las situaciones complejas, existen otras razones por las que el accionista puede necesitar un equipo de gestión externo para sus negocios:
- Preparación de la empresa para la venta: en ocasiones podemos ver empresas muy atractivas desde la perspectiva de la cuenta de resultados pero que desde el punto de vista de estructura organizativa y modelo de gestión, no dan esa imagen de solidez que incrementaría el valor de la misma.
- Soporte para la sucesión generacional: el éxito de este cambio depende de diferentes aspectos. El principal que el candidato sea el apropiado, pero también que la sucesión se produzca en el tiempo y forma más adecuado; esto redundará muy positivamente en los resultados y estabilidad futura de la compañía.
- Crecimiento de la empresa: en algunas situaciones podemos prever la necesidad de crecimiento en volumen de negocio para fortalecer la empresa y garantizar una mayor estabilidad futura que pueda abrir nuevos mercados a través de la expansión geográfica o políticas de diversificación.
- Fusiones y adquisiciones: abordar estos procesos suele requerir personas con mucha experiencia que, con total objetividad, puede dirigir todas las fases, diseñando la mejor estructura para la compañía y eligiendo el mejor equipo gestor de las organizaciones involucradas en cada caso y posición.
Se podrían describir muchas más circunstancias en las cuales los expertos externos son necesarios para los accionistas de las empresas. Las sociedades de Capital Riesgo, los Family Office, los despachos de abogados, los administradores concursales, las áreas de empresas y participadas de los bancos, etc., son perfectos conocedores del valor que dan a sus inversiones los gestores y compañías de gestión de empresas, proporcionándoles soluciones eficaces a problemas reales.
Javier Soriano Rouco
Interim CEO