
El entorno laboral ha experimentado, en los últimos dos años, grandes cambios. Todo apuntaba a que estos tenían que llegar, pero jamás pensamos que se implementasen de una forma tan rápida. La pandemia de la covid-19 lo aceleró todo. De la noche a la mañana, nos encontramos que no podíamos salir de nuestras casas. Para proseguir con la actividad laboral, las empresas tuvieron que evolucionar, implementando programas informáticos para trabajar en remoto. El bienestar y la confianza en los trabajadores pasó a ser fundamental para las compañías. Se popularizó una nueva forma de trabajar, que ha llegado para quedarse entre nosotros: el smart working.
Gracias a este nuevo modelo de actividad laboral, muchas empresas de nuestro país han dejado atrás las largas jornadas en la oficina. Madrugones, hacer verdaderos malabares con los niños, interminables atascos, horarios con los que era imposible la conciliación familiar… Aunque la base de este cambio tiene su origen en la antigua figura del teletrabajo, el smart work es mucho más que eso.
Diferencia entre el teletrabajo y el smart working
Parece que todo sea lo mismo, pero… ¡nada más lejos de la realidad! Los teletrabajadores trabajan a diario desde sus casas, utilizando las famosas TIC (tecnologías de la información y la comunicación). Aunque no haya necesidad de ir físicamente a una oficina, se espera de ellos dedicación absoluta durante la jornada laboral, con independencia de dónde se esté o cómo se haga el trabajo.
Por otro lado, los smart workers van más allá. El empresario no hace hincapié en la forma de trabajar, sino en los resultados obtenidos. En este caso, es importante permitir a los empleados tener una total libertad para realizar su labor dónde, cómo y cuándo ellos decidan.
El modelo de smart work rompe con los esquemas tradicionales, en los que un empleado debe estar siempre presente en su puesto de trabajo. Ahora, estos tienen total libertad y saben que la empresa confía plenamente en ellos. Realizan sus tareas en las condiciones que mejor les conviene, ya sea en su hogar, en su segunda residencia o siendo un trabajador nómada digital. Esta nueva manera de entender el trabajo, ofrece más flexibilidad que nunca.

Características del smart working
La clave del éxito de una empresa radica en tener acceso y control sobre toda su información. Si encima esta se encuentra alojada en la nube y podemos contar con una buena conexión a Internet… ¡Todo es posible! Podemos enviar o recibir archivos desde cualquier lugar y en cualquier momento. Adiós a las limitaciones físicas de una oficina. Se puede trabajar lejos de tu empresa utilizando únicamente un ordenador, una tablet o a través de un móvil.
Una de las características más importantes del smart worker es la libertad de horarios. Estos profesionales realizan las tareas durante el tiempo que consideran necesario, ajustando los objetivos a los requisitos de la empresa. La confianza entra ambas partes es fundamental.
¿Te apetece trabajar mientras te tomas una taza de té frente al mar? ¿O tal vez prefieres ver a través de tu ventana un frondoso bosque? ¿Qué tal observar el skyline de una gran urbe a la vez que atiendes a un cliente? Gracias a este sistema laboral todo es posible. Puedes llegar a ser un pilar fundamental e imprescindible de tu compañía desde cualquier parte del mundo.
Sabemos que la deslocalización es estupenda para aumentar la productividad cuando se puede trabajar a distancia. De todas formas, es básico que los empleados sepan cuáles son los objetivos y los plazos de entrega por parte de sus superiores. ¡Y deben respetarlos escrupulosamente! Ser una persona responsable es la clave para que todo funcione correctamente.
Ventajas de llevarte el trabajo allá donde tú estés
Este nuevo modelo de actividad laboral cuenta con un sinfín de ventajas, tanto para los trabajadores como para los empresarios. Principalmente, por parte de las compañías se eliminan los elevados costes del alquiler de oficinas, material, servicios como los de la electricidad, agua, las dietas… Por otro lado, el hecho de que los empleados no estén ligados a un lugar físico, ni a tener un horario preestablecido, aumentan su productividad y su motivación.
El smart work es un sistema excelente de organizar los horarios a gusto del trabajador, consiguiendo mejorar su vida. Tampoco debemos olvidar que gracias a él desaparecen los costes asociados a comer fuera de casa. Entre descansos, desplazamientos y atascos, una jornada laboral de 8 horas se convierte, en muchos casos, en más de 12.
Por último, hemos visto cómo el smart working redefine los puestos de trabajo remotos, dando a los empleados mayor flexibilidad y confianza. También fomenta la autonomía al reforzar la idea de que estar presente ya no tiene que significar estar físicamente en la oficina. De todas maneras, no se puede aplicar en todos los empleos. Los trabajos más tradicionales, sobre todo los que son de cara al público, presentan dificultades para seguir este modelo laboral. Evidentemente, siempre habrá sectores en los que será imposible aplicar las ventajas de esta innovadora forma de entender el trabajo.