
Sí, lo sabemos, el mundo ha cambiado mucho desde hace un par de años. La verdad es que, observando nuestro alrededor, nos damos cuenta que, miremos donde miremos, la tecnología ha entrado de lleno en nuestras vidas. Nada ha escapado a esta revolución. Ni tan siquiera los escolares, que han cambiado libros y libretas por ordenadores. Hace varios años sabíamos que esto sucederían más pronto que tarde, pero jamás hubiésemos pensado que llegaría de una manera tan brusca, sobre todo, en el mundo laboral.
De todas formas, este cambio de hábitos va más allá de la tecnología. Es un cambio en la forma de pensar. Hemos puesto en el centro de nuestro mundo a las personas cuando, hasta la fecha, dábamos mucha importancia a nuestro estatus y al trabajo.
La pandemia del coronavirus nos ha hecho replantear muchas cosas de nuestro alrededor. Atrás hemos dejado los horarios estrictos y hacer acto de presencia en la oficina. Sin embargo, esto no significa que todo vaya a ser más fácil. Tan solo va a ser diferente. De hecho, la nueva normalidad presenta nuevos desafíos para los trabajadores. Nada va a volver a ser lo mismo. La transformación de nuestro mundo ha comenzado, y ya no hay marcha atrás.

Adiós a los trabajos para toda la vida
Seguro que conoces a un montón de amigos y familiares que llevan cuarenta años, o más, en el mismo puesto de trabajo. ¿Nos equivocamos? Hasta hace relativamente poco, esa era la norma general. Acabábamos los estudios y empezábamos a trabajar en una empresa. Allí evolucionábamos como personas y, cumplidos los 65, dejábamos el trabajo de siempre para emprender otro proyecto vital: la vida tras la jubilación.
En la actualidad, el mundo laboral es un reflejo de nosotros mismos: personas que estamos en constante cambio. Si variamos de peinado, de ropa, de pareja… ¡incluso cambiamos de país! ¿Por qué no de empleo? La forma en la que nuestros padres sentían como suya, tanto la empresa para la que trabajaban como su puesto de trabajo, ha pasado a un segundo término. Esta nueva forma de entender nuestro entorno nos hace mucho más flexibles, más abiertos a los cambios, más capaces de entender el mundo. Todos hemos oído alguna vez en nuestra vida «renovarse o morir». Eso es lo que hacemos: interiorizamos esta famosa frase para poder sobrellevar algo que está en constante cambio.
La tecnología ha sido la responsable de cambiar nuestra nueva forma de afrontar el mundo laboral
¿Qué nos dirían nuestros abuelos si les dijésemos que podemos desarrollar nuestra profesión desde cualquier parte del mundo? Seguramente no lo entenderían. Contamos con algo que ellos no tenían: la digitalización. Gracias a ella, hemos podido cambiar nuestra forma de trabajar de una manera radical. Las herramientas digitales, las redes sociales y los entornos virtuales han conseguido flexibilizar nuestra jornada de trabajo.
Te invitamos a leer nuestro artículo sobre el smart working. En él te damos pistas sobre cómo ha cambiado nuestra manera de afrontar la jornada laboral. Permitiendo a los empleados, gracias a la tecnología, tener total libertad para llevar a cabo su labor dónde, cómo y cuándo ellos decidan.
Desterremos, de una vez por todas, las antiguas costumbres
Con el paso de los años, nos hemos dado cuenta que el estar sentados en una silla ocho horas al día no es sinónimo de rendir más en el trabajo. O que guardar aquello que haces, para ser usado solo por ti, no lleva a ninguna parte. Si algo hemos aprendido de internet es que el conocimiento es universal, y eso mismo se puede extrapolar al entorno laboral. El uso de software inteligente, con el que poder compartir información, han hecho que los datos puedan ser consultados por toda la plantilla. ¡Por fin, nos hemos dado cuenta que la información es más valiosa cuanto más circula!
¿Y qué me dices del trato a los compañeros? Nos hemos desprendido de cualquier tipo de encorsetamiento. Hemos dejado atrás las formalidades, tratando de tú a tú a todos por igual, independientemente del cargo que ocupe esta persona en la jerarquía de la empresa. Nos sentimos más libres de dar nuestro punto de vista ante cualquier cuestión, porque vemos que nuestras opiniones se valoran. Fomentar la autoestima de los trabajadores es primordial para conseguir buenos resultados.
¿Recuerdas aquello que dijo Kennedy el día que dio su discurso de investidura? No te preguntes qué puede hacer tu país por ti. Pregúntate qué puedes hacer tú por tu país. Una de esas reflexiones que pasarán a la historia, y que es algo más que simples palabras. Es el resumen de cómo debe ser nuestra actitud frente a la vida. ¿Y si cambiásemos país por empresa? ¿Tenemos que esperar a que nos lo den todo hecho o, por el contrario, debemos ser mucho más proactivos?
Debemos enriquecernos como individuos, enfocando nuestra vida al aprendizaje continuo, para lograr mejorar nuestro entorno. No es tan importante lo que sepas, sino las ganas de aprender que tengas y cómo lo utilizas para el bien común.
Pero no solo ha cambiado nuestro mundo laboral…
… también ha sufrido una transformación, nuestra forma de ser, en muy poco tiempo. De las horas interminables en el trabajo, en las que compaginar la vida laboral con la personal era una quimera, a dar también importancia a otros aspectos de nuestra vida. ¿De qué nos sirve desarrollarnos como trabajadores de éxito, si no tenemos tiempo libre para pasarlo con los que más queremos? ¿Tal vez fueron esas horas interminables dentro de nuestras casas, las que nos hicieron ver que debíamos ver el mundo de otra manera? Seguramente.
En definitiva, el COVID-19 ha traído consigo esa llamada una nueva normalidad, en el que el mundo laboral no es una excepción. Aunque esta nueva forma de afrontar el trabajo presenta algunos retos, también ofrece muchas oportunidades, tanto a las empresas como a los profesionales. Ambas partes buscan continuamente la manera de adaptarse a los cambios. ¿Tú también has adecuado tu entorno laboral a los nuevos tiempos?